Cuentos, relatos, poesía…




lunes, 29 de septiembre de 2014

Bucear



Hubo un tiempo en que se alzaba a la superficie para coger aire. Sobrepasaba la linea del agua y a cada brazada volvía a sumergirse, monótonamente, acompañado sólo por las burbujas de aire que expulsaba de la boca. A través de las gafas veía dos mundos separados por una fina linea ondulada. El oxigeno del exterior le permitía sobrevivir tan sólo unos segundos en el silencioso universo submarino. Con el tiempo la atracción fue cada vez mayor. Ya sólo respiraba para sumergirse un poco más cada vez; más brazadas en el interior y más cegadora la luz afuera. Un día perdió la cuenta y no salió a respirar pero sus pulmones continuaron haciendo circular el aire y arrastrado por la corriente buceó libre. El sonido apagado del mar le hizo recordar los primeros momentos de su existencia, protegido por el grueso manto de agua que le rodeaba. Nada le hacía daño, y a lo lejos escuchaba el latido tranquilo de otros seres que también se sentían salvaguardados. Nadó en aquella calma. El tiempo no tenía sentido, no había dolor sino sosiego. Se aferró al fondo y aguantó la respiración; el mundo exterior dejó de existir.

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