Cuentos, relatos, poesía…




lunes, 30 de noviembre de 2015

sueña



El sol duerme, las estrellas brillan, y la luna vigila.

Puedes descansar tranquilo. Duerme, nadie va a perturbar tus sueños. Cierra los ojos y sueña. Todo lo que te rodea no existe, es sólo una ilusión, intenta tocarlo y verás cómo se desvanece. Apártalo lejos de ti y deja espacio para que otras imágenes ocupen ese lugar. Deja que otros colores más claros te iluminen.

Cambia de canal.

domingo, 22 de noviembre de 2015

estelas en el mar



Es azul e inmenso. Está en calma pero en la superficie se retuercen las olas formando cientos de manchas blancas que se pierden en la lejanía. Es el rastro de la embarcación, un buque de guerra que arribó en un puerto equivocado. Dividió las aguas al entrar por la bahía, exhibió su sistema de armas y decidió que era el lugar idóneo para atracar. El excesivo calado y el peso de las corazas dejó al buque encallado en la arena. Con el tiempo el movimiento incesante de las mareas turbó al capitán que aburrido levantó el ancla y zarpó. Con él huyó el grupo de batalla cruceros, fragatas y destructores. Aún puedes verlos a lo lejos.

miércoles, 18 de noviembre de 2015

adorable música corriente




Suena el aspirador de humos de la cocina, la tele a media voz, el silbido de la olla, los vecinos del sexto que han olvidado las llaves y se han quedado apoyados en el timbre, el autobús que pasa junto a tu casa cada quince minutos. Un breve descenso del ruido y otra vez la música diaria, ahora suena el teléfono. Sin embargo es un sonido rítmico, acompasado, incluso divertido. Es el ruido diario, un murmullo que impide oír notas más estridentes. Es el sonido que te dice que todo marcha en la misma monotonía de siempre. El ruido continúa al bajar por la escalera, al encender la radio del coche, al abrir la ventanilla. En la oficina el coro suena pleno pulmón, puedes reír porque la música diaria te oculta. Sales a tomar café y la cafetera del bar bufa, la cucharilla se cae al suelo y el azúcar tintinea sobre la taza. Los vasos golpean una y otra vez la mesa. Al regresar por la tarde las voces del gentío flotan a tu alrededor. Por fin cuando te acuestas los ruidos se acallan pero en tu mente sigue sonando esa adorable música corriente.