Cuentos, relatos, poesía…




jueves, 17 de octubre de 2013

Fallo técnico



Estábamos unidos de verdad,  desayunábamos juntos, tomábamos el café de las tres y por la noche  entre los pucheros de la cocina escuchabas mis quejas en silencio  hasta que podía ir a dormir tranquila, sin decir una palabra eras mi consuelo. Por la mañana te encontraba esperándome, silencioso.  A veces rugías, es verdad suelo pedirte mucho, pero nunca te duró demasiado.
Por lo que veo hoy te has cansado de mí. Te vaciaré de platos y llamaré al técnico.

jueves, 10 de octubre de 2013

John Donne: “Nunca preguntes por quién doblan las campanas”



Cierras la cremallera de la maleta y la colocas junto al resto del equipaje. Despliegas el cartón para dar forma a las cajas. El sonido que se desliza con suavidad al resbalar la cinta de embalaje se interrumpe con un brusco quejido. Repites una y otra vez el gesto y te recuerda a las épocas de tu vida. Todas concluyen. En los últimos meses has apilado en la librería decenas de libros que ligados entre sí conforman un código cifrado. Acaricias sus lomos y cada uno de ellos te produce una sensación profunda. El de las tapas negras te recuerda las cenizas de tu vida, que no tienen posibilidad de enmienda. El de las mil páginas que te habla del mañana incierto. Tu libro preferido, el de los sueños. Los colocas uno sobre otro llenando las cajas y el último de ellos se cae de tus manos. Las letras desean hablarte, lo abres y relees la última página. 

Entonces te miras en el espejo. Buscas en el cuarto de baño las tijeras con las que cortas un mechón de pelo. Una chispa de luz te hace rejuvener y recortas el cabello hasta eliminar los encrespados rizos rubios. Revuelves entre las cuchillas y te afeitas dejando al descubierto una piel suave y luminosa que te revela una tímida sonrisa. La camiseta negra te hace parecer abatido y eliges una de color azul claro y letras blancas.

Recoges el equipaje y sin mirar atrás abandonas las viejas historias en el suelo del salón. En el bolsillo llevas un libro, el libro de John Donne.

martes, 24 de septiembre de 2013

Cinco deseos






El tímido taconeo resonaba con insistencia en la Plaza Roja. Tras la muralla hallaría uno de los lugares más impresionantes del mundo. Ascendí en dirección a la colina que albergaba el Gran Palacio del Kremlin dejando a un lado el río Moscova y atravesando los jardines de Alejandro que a modo de foso testificaban sobre la que había sido capital y centro de Moscovia durante siglos. Comencé a contar las torres que divisaba mientras caminaba en imperceptible ascenso. Con cada paso requería más esfuerzo controlar los nervios. Me sobresalté al escuchar las campanadas de las seis de la tarde procedentes de la torre hexagonal, el sonido era tan potente como si fueran tañidas a un tiempo en la azotea de cada uno de los edificios. Al elevar la vista vi la Estrella de Rubí en la torre más alta, dominando a las demás. Debía bordearla y caminar unos veinte metros, sobrepasar el enorme edificio blanco y amarillo y llegar al Senado, el que fuera residencia de Lenin. El Palacio de Congresos en cristal, aluminio y mármol me hizo creer por un momento que había abandonado Rusia, pero mi ánimo cambió cuando hallé la estatua del comunista. Ya estaba cerca.
Llegué a la zona más hermosa, la Plaza de las Catedrales, allí me había citado. Me encontraba a los pies de la catedral de cinco cúpulas doradas que ni por un momento había dejado de observar. Parecía el símbolo de cinco deseos a cada cual más intenso. Custodiándose unos a otros los boliches eran como cinco helados de nata y chocolate, salpicados de menta y avellanas. Mis ojos siguieron las líneas curvas enroscando mis pensamientos sobre sí mismos. Me había quedado atrapada en el nido de abeja de sus relieves. Era La Catedral de los Doce Apóstoles. En ese instante sentí a alguien a mi lado. No me atreví a moverme, él estaba allí y me había encontrado. Fue cuando susurró mi nombre que yo me giré.

martes, 2 de julio de 2013

Sin ton ni son



Qué bien, qué bien
me siento  sin pies, me siento sin red
qué bien, qué bien, me río otra vez.

Qué te diré sin pies,
qué te diré, cucurruqué.
A dormir otra vez, a dormir de pie
Cri cri cri cucurruqué.

Cri cri cri pareces un ciempiés
corre corre que te pillaré
corre corre despistado que te alcanzaré.

sábado, 29 de junio de 2013

La quedada I


( Ejercicio de la quedada utilizando las siguientes palabras: mascarilla de limón, avión en Sudamerica,  cuatro amigos, tinta sobre la arena )


Extendió la fría mascarilla de limón sobre el rostro y le sobrevino un escalofrío. Las voces de la televisión le llegaban lejanas. Acomodada en el sofá con las piernas sobre un almohadón rememoraba la conversación de la pasada noche. 

Por primera vez los cuatro amigos se reunían alrededor de una mesa. Nunca se habían visto. La única referencia eran los mensajes escritos que se intercambiaban a diario en la red. El señuelo fue un antiguo libro encuadernado en piel color humo cuya fábula representaba la vida. María lo ojeaba sin perder de vista las agujas del reloj mientras esperaba a sus camaradas. Dieron las siete. Mar apareció en el local acompañada de Jesús buscando con los ojos a la chica vestida de verde. A los pocos minutos un hombre corpulento se reunió con ellos, era Pablo.

A la luz de las velas las confidencias colmaron la conversación. Cada uno de ellos descubrió su historia, el momento, el lugar y el suceso que los impulsó a emprender el camino que los había reunido. Leyeron en la intimidad de la velada. María observaba la profunda mirada de Mar y la expresión serena de  Pablo mientras Jesús leía. Fueron las palabras de él las que se ovillaron en su cerebro. Un viaje hacia Sudamérica, una tormenta tropical y el incendio de uno de los motores del avión. El aparato en llamas con 250 pasajeros perdiendo altura e impactando una y otra vez en el terreno hostil que se convertiría en el último paisaje de sus vidas. Restos esparcidos por el paraje desolado a lo largo de un kilómetro. Un único superviviente que llevó su cuerpo hasta la costa dejando un rastro sanguinolento cual tinta sobre la arena. Jesús, el hombre salvo, relataba la historia que pronto publicarían en Norteamérica. 

María sintió que la mascarilla se había quedado seca. Miró el reloj y vio que era muy tarde pero había perdido el sueño. Las aventuras que narraron Pablo y Mar la desconcertaron. Sin embargo su verdadera preocupación era la impresión que causó a sus amigos su historia, la que ella relató. Una historia que aún no había acabado.

miércoles, 12 de junio de 2013

Soñé



Infinidad de estrellas cayeron sobre mí y se enredaron en mi pelo. Nada había más hermoso que las brillantes lucecitas. Una tras otra cual copos de nieve. Un manto azulado me cubrió y soñé. Era mi espacio infinito, donde mis pensamientos se realizarían. Era mi tiempo. Mi destino.
A través de aquellas luces imagine caballos libres al galope que se transformaban en gacelas brincando en el bosque, acariciando con sus patas las briznas de hierba olvidadas de la pradera, bebiendo de dulces charcas con la punta de la lengua. Imaginé miles de flores que bailaban acompasadas en el silencio. Suave plumaje de aves dispersas. Imaginé colores en el horizonte.
Cubierta con el manto de estrellas soñé, y tú no estabas allí.

lunes, 10 de junio de 2013

Peine de los Vientos


 

Cielo claro, sol radiante, fresca brisa marina. Oigo gaviotas y las olas a mi espalda peinan las rocas. Mis ojos ahora son azules, porque el mar me rodea. Soy como uno de los hierros de Chillida, expuesto a las agresiones y solo en el horizonte, erosionado. Solo como el mar, como el sol, como la brisa. Espectador como ellos sobre la piedra de granito en el lugar más bonito de San Sebastián. Este es mi sitio.

domingo, 2 de junio de 2013

Carta premiada en XL Semanal n.º 1271 ¿Lo tienes?



Siempre queda el recuerdo de lo que han sido los amores de tu vida.

El amor del colegio, ese chico que por alguna razón, cuando te miraba, te ponía nerviosa y buscabas descubrir qué significaba aquello, por qué él era distinto a los demás.
El amor del verano, en el pueblo de los abuelos donde cada año en temporada de playa todo era tan divertido y los cuerpos al sol eran tan atractivos.
El profesor de tu adolescencia, el chico que representaba la madurez, la inteligencia y lo inaccesible, que parecía atenderte con dedicación exclusiva.
El chico de tus primeras discotecas, que por alguna extraña razón se cruza en tu camino y se queda para siempre.

Pero luego vendrán más... Acompañándote el resto de tu vida para redordarte que eres un ser humano.



El amor significa la ilusión y, tras la conquista, la felicidad. Y dicho de otra manera, eres feliz si tienes contigo al amor de tu vida, el más fuerte de todos los que te han acompañado, el que tú quieres.

¿Lo tienes?

 

jueves, 9 de mayo de 2013

Para siempre



6:45 de la mañana. Hace rato que esperas a que suene el despertador y te conceda la licencia de afrontar el día. Cinco, cuatro, tres, dos, uno. Suena. Una vez. A los pocos minutos otra. Un frágil haz de luz cruza el dormitorio. La puerta entreabierta deja ver la cocina llena de trastos. Aguzas el oído pero no hay nada, ni siquiera oyes tu respiración. El techo es blanco y la lámpara es muy vieja. Crujen las sábanas. Los pies sienten el suelo frío y en el espejo del armario hay alguien que te mira. Vuelves a recordarlo: un choque frontal donde quedó parado el tiempo, para siempre.

lunes, 25 de marzo de 2013

Primavera, estación tras el invierno




El comienzo de Primavera es la época ideal para hacerse nuevos propósitos. Renovar la imagen, revisar las amistades, hacer limpieza de armario y dedicarse a lo que realmente a uno le agrada. ¿Lo has pensado? Atrás queda el frío del invierno. Bufandas que ocultan nuestros rostros, paraguas que nos resguardan de todo lo que cae desde arriba - improvisado escudo-, el chocolate caliente que nos reconforta y arrincona nuestras carencias, programas de televisión que aburren hasta la madrugada, cristales oscuros... Hoy hace sol.