Cuentos, relatos, poesía…




jueves, 20 de febrero de 2014

Pilates para la espalda


Tumbada elevo la pelvis con las piernas en flexión. Los brazos alzados se mueven en aspas y a un tiempo estiro la pierna izquierda fluyendo con la respiración. Un pie soporta la acrobacia de mis huesos. Cuento diez y vuelvo a respirar. Una mano se cruza con la otra, la atrapa y la impide seguir moviéndose, entrelazadas pelean sobre el cuerpo. La pierna  al aire se queda sin circulación y un pinchazo me hace perder el equilibrio. Un pie cae sobre el otro,  la pelvis cruje, la espalda se resiente y el cuello me da un tirón. Pies en punta, rodilla arriba, trasero abajo, cabeza tiesa. El cronómetro se detiene y una sonrisa orgullosa me delata. Lo he conseguido, he dibujado la uve doble con el cuerpo.

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