Cuentos, relatos, poesía…




jueves, 8 de mayo de 2014

El dragón del cuento


Pedruscos verdosos se hunden en el agua oscura que rodea el castillo en ruinas. La maleza ha invadido parte de los muros del edificio, al igual que en el cuento de La bella durmiente. En el interior, las escaleras crujen pero todavía se conservan las alfombras y los muebles antiguos. Sobre el aparador de la habitación principal hay un espejo: el mismo que perteneció a la madrastra de Blancanieves. Y en el armario muchos zapatos de un solo pie porque Cenicienta revivió una y otra vez la noche en que el hechizo desapareció con las doce campanadas. Sólo quedan las ruinas que recuerdan cada historia, las historias que se repiten con distinto nombre. El castillo de las mil historias, la página de los mil cuentos, las mil y una noches.

Escondido entre las rocas del foso, invisible a los ojos del caballero que sigiloso reconoce el terreno, espera paciente. Sus ojos verdes fulguran como un aviso. El dragón de la lengua de fuego que abre sus fauces, exhala  y arruina  el paisaje.

Una vez más ha acabado con el cuento.

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