Cuentos, relatos, poesía…




miércoles, 21 de mayo de 2014

Ciclogénesis en Donosti lll




Un imperceptible chirrido acompaña el pedaleo de sus pies, es la cadena rozando contra el plato. La brisa arrastra las hojas de los árboles en un monótono vaivén y sus sombras alteran los colores del paisaje. El asfalto desaparece bajo las ruedas de la bicicleta. Una gota resbala por su mandíbula, se escurre. Desde temprano recorre la pista y solo le resta el último tramo. Ansioso por llegar rueda más deprisa. De pronto los sonidos cesan, alguien le ha embotado los oídos, no hay canto de pájaros ni ruidos de vehículos, las hojas de los arboles se han detenido y ni siquiera tintinean las piedritas del asfalto. Ha entrado en el túnel. Ahora oye con claridad su respiración al son del rítmico pedaleo. Casi puede oír su corazón. La temperatura ha descendido. Confía que al final se encuentre la salida pero no la vislumbra. A pesar de que se desliza ligero, observa las paredes forradas de tela asfáltica gris y siente que recorre el mismo tramo una y otra vez. Un corredor le adelanta como un silbido y de nuevo se encuentra solo. Es una sensación agradable: rueda sin interferencias, sin música, sin sol, sin brisa, sin sensaciones; se siente aséptico, con una suerte de purificación. Absorto en la ausencia de emociones, el final del túnel llega sin darle tiempo a reaccionar. Los sonidos le confunden, el sol le deslumbra, el cambio de asfalto le desequilibra y cae golpeándose. Fin de trayecto.

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