Cuentos, relatos, poesía…




lunes, 24 de febrero de 2014

Ciclogénesis en Donosti




Entre temporal y ciclogénesis ha salido el sol. La ciudad está lastimada. El mar se hartó de aguantar a la civilización imponiéndole unos límites que no le agradan. Por un tiempo congeniaron y el mar obediente se sometió a los caprichos de una ciudad sibarita, a un cerco en forma de corona de laureles blanco de más de  100 años, a los faros del puente del kursaal, a la playa de los antiguotarras y a las pistas del  Real Club de Tenis. A todo un arsenal de arquitectura cuyo único propósito es rivalizar con los residuos  del océano que muere en la costa. Piedras que no hacen sino alabar la grandeza del Cantábrico, desde donde cada visitante se detiene a disfrutar del azul cambiante de sus aguas. Como un mono en una jaula, como león en un zoológico, anoche el agua se reveló a tan indigna consideración. Con un simple rugido se deslizó sobre el río Urumea, adentrándose primero con ferocidad para clavar los dientes en lugares estratégicos y retirándose con rapidez a observar desde la sombra la reacción de la ciudad.
Esta noche piensa volver y quién sabe la decisión que habrá tomado.

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