Ha sido
divertido verte. Movías tus labios y recordaba tantos momentos… sin embargo
afloraba algo distinto en ti, algo que no encontraba resistencia a su paso, que
fluía como un río, con caudal, potente y que llenaba la estancia de un aroma
exótico. Creo que me ha traspasado, me he contagiado de tu espíritu libre y ha
barrido mi cerebro, reseteándolo. Ahora puedes darme órdenes, mi sargento.
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