Infinidad de
estrellas cayeron sobre mí y se enredaron en mi pelo. Nada había más hermoso
que las brillantes lucecitas. Una tras otra cual copos de nieve. Un manto
azulado me cubrió y soñé. Era mi espacio infinito, donde mis pensamientos se
realizarían. Era mi tiempo. Mi destino.
A través de
aquellas luces imagine caballos libres al galope que se transformaban en gacelas
brincando en el bosque, acariciando con sus patas las briznas de hierba
olvidadas de la pradera, bebiendo de dulces charcas con la punta de la lengua. Imaginé
miles de flores que bailaban acompasadas en el silencio. Suave plumaje de aves
dispersas. Imaginé colores en el horizonte.
Cubierta con el
manto de estrellas soñé, y tú no estabas allí.
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ResponderEliminarSerá que tienes siete vidas... Gracias por leer mis relatos Jose Angel
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